jueves, 5 de enero de 2012

" Sonriendo bobamente y con luces en los ojos...Ya, a ti también te pasa "





No he podido evitar encender la tele y ver la tropecientas mil Cabalgata de los Reyes Magos, que de seguro, deben usar botox y oxígeno líquido porque para ellos no pasan los años.
Y si, me he quedado embobada, las túnicas llampantes de los pajes , las miles de luces, los grititos de asombro de los niños y no tan niños , la música de tambores, las comparsas al ritmo y…¡¡¡flash!!! Como en una máquina del tiempo te ves cogida de la mano de tu madre temblando de frío y de emoción. ¿Cómo puede ser que estén ya aquí, mamá? ¿Tu crees que se acordaran de traerme la bici BH roja que vimos en el escaparate el otro día? ¿Y si más niños la quieren? ¿Habrá para todos?...
La cena del día 5 de enero, la noche de Reyes, era de lo más misteriosa. Guiños cómplices entre mi madre y mi tía Consuelo cuando nos ponían la sopa a mi hermana y a mi. Mi padre subiendo por la escalera (¡99 escalones…ya te digo!) de una casa centenaria en el Eixample barcelonés y yo corriendo como una moto para abrirle la puerta, ellas frenándome en el intento…¡vaya mosqueo!. Mi tía y mi madre se pusieron a hablar casi a gritos pero , aún así, oí perfectamente a la Sra. Paquita, la vecina del rellano ,como abría la puerta a mi padre y daba un gritito que me sorprendió muchísimo…por Dioooooo!!!. ¡¡¡ Ni sopa ni ná !!!.
Estás cosas se te graban. Como me miraba mi madre con una luz en los ojos que la iluminaba toda y mi tía Consuelo se meaba al ver como yo le daba patadas a la pata barroca de la mesa del comedor y los vasos corrían un destino incierto por ello. Mi hermana, muy seria, como si supiera algo que no estaba dispuesta a compartir. ¿Pero que demonios sabían que yo ni idea?.
Dormir lo que se dice dormir esa noche, como que no. A pesar de los besos amorosos y de decirme mil veces que si no dormía los Reyes no vendrían (la idea era que aterrizarían de alguna manera en el terrado de casa ,yo vivía en un sexto) ,a pesar de la dulce amenaza, aunque me agarrara a mi manta especial de rombos peludos buscando aquel que me ayudara a dormir…Pues no había manera ¡anda que no le dí vueltas a la manta de las narices! .
 Pero toda espera tiene su recompensa. Y puse el orejo a la máxima potencia, de forma que solo oía el latido de mi corazón, en estas que oigo la puerta de la vecina abriéndose y un sonido…¡ostras, sonido de rueda rodando sobre sus cojinetes…!¿la bici?, pero ¿cómo? ¡Casi grito de la emoción!.
Estaba claro, seguro que mi papí fue a ver al Rey Baltasar (mi preferido) antes de que llegaran a Barcelona y se trajo la bici consigo.
¡Menudo era mi padre!

 

4 comentarios:

  1. carmen glez teixeira6 de enero de 2012, 10:50

    Por lo que veo hemos estrenado blog casi al mismo tiempo. Comparto tus emociones y te invito a visitar mi blog:leerytejer.blogspot.com

    Carmen

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  2. Hola Pepa,
    Tu relato me recordo de an periodo muy bonito de mi niñez. Alla en Inglaterra no había Reyes pero si Papa Noel. Cuando tenia solamente 6 años pedí una bicicleta, a las 5 de la mañana me levante tropecé con una bicicleta y fui corriendo a la habitación de mis padres a contarselo (como si no lo supieron). Le dije a mi padre que tenia una bicicleta, me pregunto ¿y de que color es? Le conteste que no lo sabía, que me había levantado; palpado, palpado y palpado sin poner la luz y inmediatamente habiá ido a contarselo.
    Fue mi orgullo aquella bicicleta ROJA, luego quedo para mi hermano y mas tarde se le pinto de nuevo y dio mucho juego a un primo.
    Vaya recuerdos.

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  3. Un post muy bonito, qué inocencia la de aquellos años. Afortunadamente aún podemos verla en los ojos de tantos niños....Y un poquito de esa ilusión se nos contagia incluso a los antinavideños como yo. Besitos.

    Chari.

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  4. Que bonito!!!!! Realmente me has llevado por un momento a la niñez. Muchas gracias guapa.

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