Estás acostumbrad@ a perderme
y nunca sabes dónde estoy.
Me encuentro, a veces, helado como pollo
y a punto de fenecer, pisado
o achicharrado entre elementos mullidos y coloridos.
Soy como Mercurio, mensajero de Zeus
pero a lo moderno.
No en vano, el susodicho se pasea ahora por Acuario,
todo tecnología punta.
Cuando me coges, con deseo, noto vibrar tu anhelo,
a través de mis componentes.
Canal-izando con poderío incrédulo, tu rabia indiferente
y esa sonrisa tonta que se te pone, lagrimera…
¿Todo para qué?
Utilizas conmigo tus cinco sentidos,
y sin embargo, nada te calma, todo te enerva.
A veces, solo a veces,
dormitas derrengad@ a mi lado.
No eres capaz de observar tranquil@,
ni escuchar concentrad@,
no paras de tocarme con fruición:
1️⃣2️⃣3️⃣
4️⃣5️⃣6️⃣
7️⃣8️⃣9️⃣…
Volviendo a mi, siempre
con aroma de palomitas sandungueras,
crujientes y chasqueantes.
Una escena emotiva, un grito herido que no esperabas
y ¡zas! en un descuido,
acabo en el suelo.
Es cuando me pierdo y no me encuentras.
Siiiii… Yo mando pero tu decides.
¿Quién soy?