viernes, 28 de octubre de 2022

"Mírame cariño, sin perspectiva"

 

6 de abril de 2020

Mírame cariño, sin perspectiva.

Me quedo en tus ojos, nariz, boca y más allá. En convivencia con la librería del comedor donde, entre páginas Guillermo Borja cree que “La locura lo cura” … ¿Casi todo?

De vez en cuando coloco las sillas fuera de sus posiciones habituales, por aquello de no verlas igual. Ellas cuatro en sus cuatro lados cuadrados, en las cuatro paredes del comedor cuadrado…. Arghhhhhh!!!

Y fíjate que no creyendo en las casualidades es en la página 98 según la 97, donde Guillermo dice que “… Es una enfermedad del hombre y de la mujer exigir que la pareja responda a todas las expectativas. Que este cúmulo de expectativas demuestra posesividad y una búsqueda del error del otro para demostrar que no es perfecto. Se le otorga a la otra persona el derecho de estar al lado, pero no se le acepta la cantidad de expectativas que demanda” . En definitiva…” Es muy difícil aceptar que nadie va a cambiar. La convivencia es aceptar al otro como es. Es muy difícil que alguien nos cambie, pese a todo el amor que pueda tenernos”.

Miras al otro y te ves a ti mismo. Así, de outfit chandalero, limpia pero desaliñada; con los labios pintados de rojo y los cuatro pelos del bigote para hacer honor por semejanza al pollo descabezado que te imaginas, te mira desde la encimera.

Como diría Guillermo Borja“El instinto no es solo una erección sino una elección”.

El espacio entre este cuadrilátero, invita a pensar en la locura loca que haremos cuando sigamos con nuestras vidas. Pensaremos que este trance -que no es tal-, pasará a ser solo un recuerdo de batallitas de abuel@s.

¿Qué es eso de ir seriecitos por el Paseo Marítimo a “pasear”, cuando podremos correr como gamos sin pudor ni tabúes, tirarnos vestidos al mar para seguidamente, apoderarnos del tirador de cerveza del chiringuito como sino hubiera un mañana? Y hacerlo un día y otro día, un día más… Perdiendo los papeles de adulta casi sesentona, con nuevo brillo en los ojos y oyéndome reír a carcajadas, sin temor al pánico escénico.

Para acabar en la página 119 donde el autor dice que “La locura es tratar de serantes de morir”

 Allá vamos.

 


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