No hay que solucionar.
Perdemos pie, ya no tocamos tierra.
Se caen nuestras máscaras, las de tod@s.
LLoramos por la nostalgia de lo que fuimos.
Ser auténtic@ es nuevo, doloroso, impropio.
Perdemos el Norte porque quizás ha dejado de serlo.
Lo que estaba dormido y habíamos ocultado, implota,
Lo veíamos venir pero en nuestra superficialidad, lo ignorábamos.
Sólo nos queda fundirnos con tod@s o desaparecer.
Volver a la humanidad, a la piel, escuece.
Presencia, nada más.
Es hora.
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