viernes, 25 de abril de 2025

“ OS ECHAMOS DE MENOS… AMIGOS”

Cuando conoces a alguien no se sabe si será para siempre, para un intermedio o para un ratito.

Con quince años – en el  77 o por ahí, del siglo pasado- sin un duro en el bolsillo, ilusionada por salir de la urbe un par de días, mochila al hombro y sonrisa puesta, calzando mis Chirucas hasta el infinito y más allá…

Éramos un grupo de montañer@s, al que nos unía algo tan frágil y, a la vez tan auténtico, como el trotar montaña a través, todos junt@s pero no revueltos. Bueno… A veces si ( jajaja)

La generosidad, honestidad e integridad montañil, se ganaba compartiendo chocolate con leche  Nestlé y frutos secos, tubos de leche condensada La Lechera,  naranjas de la China valenciana o latas de fabada Litoral robadas de la despensa… ¡Siempre había más de una! ¡Ni cuenta se daban en casa que faltaba una simple lata pedorrera!

¡Se me ha olvidaooo el fuet! Chico…¡Yo traigo un par! Y salta la de las trenzas: ¡Yo llevo chorizo picantón! Compraremos pan en el pueblo, de ese que huele que alimenta. ¡Pues yo traigo un trozo de queso seco que sino es por la navajita albaceteña o multisuiza, acabaremos a hachazos para comerlo! Es que el hacha tampoco podía faltar.

A todo esto… No había  tren que se nos resistiera. En aquella época los trenes iban hasta los topes de mochilas descoloridas, guitarras con cicatrices y cinta americana, hornillos varios Campingaz, sartenes viejas recicladas, cazos blancos y rojos porcelánicos que igual servían para calentar una sopa de sobre o para el café de la mañana, cafeteras italianas  herrumbrosas, colchonetas noto las piedras en mi culo, sacos de dormir de momia o sin ella, tiendas de campaña pesadísimas con sus palos aparte – qué hasta el más despistao se había olvidado de traer-, vientos para no volar por los aires con sus  piquetas y el susodicho martillo de goma. Herramienta de lujo, que iba de mano en mano, más caro que el oro.

De Barcelona a Ribes de Freser, sea para ir a la Vall de Núria, a Bruguera o a La Cubil. Ni móviles ni tablets ¿Ezo que eeee? Libres como el viento. Pantalones de pana rodilleros, jerséis de lana de verdad, calcetines montañeros de la marca “Punto Blanco”, tan largos como las medias de Pippi Långstrum. Los que tenían ahorros de todo un año,  se compraban a plazos, su primera cámara Praktica MTL3, unas botas de montaña Kamet de suela intercambiable con tornillos o una chaqueta Monplay, preparadísima para la lluvia y la nieve.  

A veces de refugio en refugio y tiro porque me toca. Literas con tablas de madera rústica con clavos me pincho toda, sin escalera, de pared a pared. Linternas de petaca porque no veíamos un pijo…¡ Mira el listo con su frontal! ¡Tíoooo, alumbra al suelo, no a los matojos!  El previsor, hacha en mano, ramas en ristre y mechero Zippo cargado. Con un frío que pelaba… ¡Cruje ya, el fuego a tierra! ¡Onde vas con ese tronco gigante! Tod@s en camiseta, casi en pelota picada, ahora asaos como pollos.

Sorbiendo sopa caliente, bebiendo cantimplora de vino peleón, con Cremat de Ron Pujol de postre y cantando Kumbayá total. Suena la guitarra cicatrizada y gritamos desafinados hasta desgañitarnos. 

Ahuyentando soledades, penas, incertidumbres… Compartiendo secretos, risas, descubriendo miradas nuevas, de futuro.

Tan felices, con tan poco. Hasta hoy.

Los que nos quedamos aquí abajo, sabemos que “los inseparables”, ahora volverán a serlo. Pedaleando a tumba abierta, cámara en ristre de constelación en constelación. De universo a universo.

¡Como os hemos querido! ¡Como os queremos!

Os echamos tanto de menos…

 

*Homenaje póstumo a Germán y Agus, allá dónde estéis*