Hace mucho tiempo escribía un diario con nombre. Era como si dirigiéndome a alguien de confianza, las palabras, siempre imprecisas e inexactas, fluyeran; sellando la rabia, la pena, el dolor o el olvido.
Por equilibrio mental, vuelvo a ponerlo en mi mercado personal.
Querido diario Josean,
No es una noche cualquiera. Cuando el miedo me atenaza, los intestinos duplican su longitud, las costillas no dan abasto y el corazón se me pone por corbata.
Así me siento. Miedo. ¿A qué tienes miedo?¿A quién demonios puede importarle? El rollo de víctima no me va pero ¿alguien puede entender que una puede estar igual de sola acompañada que sola, solísima por decisión propia? ¿Realmente ha sido la mejor opción? ¿O era mejor seguir “medio acompañada que no entera” por aquello que dicen “que no se puede tener todo”?
Después de una larga relación, una se cree que el congénere te entiende, sabiendo lo que te mueve y lo que no. Hasta una se cree que cuando se vacía diciendo lo que te rompe por dentro, el susodicho estará ahí escuchándote, asimilando e incluso arriesgando a dar ideas al respecto, algún consejo y, a poder ser, con cierta mirada empática….¡Demonio, algooooo!
No sé si lo que más me cabrea es no haberlo visto a tiempo o el no haber hecho caso de mi intuición y haber desaparecido mucho antes.
Desgastada, ninguneada, incomprendida como Calimero. Ya salió la víctima.
Estoy entre el sentimiento de no haber hecho lo suficiente o que al haberlo hecho, no ha servido de nada.
¿Pero por qué me he de sentir culpable? Sopesé todo. La apatía que me corroía, la tristeza de mirar al otro y no sentir la conexión sagrada, el beso de la mañana que no me sabía ya a nada.
El desamor avisa y la sociedad manda, incluso en tu hogar, en tu casa. “Si se os veía tan bien” “Hacíais tan buena pareja” “ Era tan atractivo, encantador y caballero” “Además tú no tenías problemas de esos de que no ayudaba en casa” “Siempre te regalaba flores, bombones y cava” ¿Dónde vas a encontrar una joya así?…”
¿Y por eso tengo que quedármela, yo que no soy de joyas, ni de apariencias? O puede que durante mucho tiempo, si he sido una hipócrita aparente, todo era tan Disney… Pero no. Una se va pudriendo como una manzana hasta que ya no le queda ni el corazón.
Después están esas frases que te recuerdan que “Tú al menos has vivido en pareja, has arriesgado, han habido momentos sublimes y que te quiten lo bailao”
A lo mejor por esa nostalgia, ¿una debía de haber seguido con el congénere? Al fin y al cabo ¡cuántas parejas están así por ello! “A falta de pan, buenas son tortas” o “Más vale malo conocido que bueno por conocer”
En mis pensamientos repetitivos y continuos, intento convencerme que soltar, dejar ir, debería de ser un ejercicio temporal y natural como la vida. Sin resentimientos, sin rabia… Aunque como soy tan humana instintiva animal, no puedo, ni quiero evitar sentir, sentir y ¡Arghhh…Sentir!
Nos creemos tan eternos, tan inmortales… Con el derecho de jugar con eso que llaman AMOR, obligándolo a perdurar en un tiempo que no nos pertenece.
Querido diario Josean… ¡Gracias por el desahogo, leerme, escucharme y no dormirte en el intento!
* Todo parecido con la realidad es pura ficción.